El día que casi lo dejé todo

Cuando terminé Medicina en 2019, parecía que todo iba bien.

Había hecho la carrera que siempre había querido.
Y además, mi negocio de asesorías online ya estaba bastante consolidado.
En 6º estaba ganando más que un médico adjunto. Y eso que todavía ni había hecho el MIR. Pero ese no es el punto.

Aun así, me metí en la boca del lobo.

Me iba a Oviedo a preparar el MIR durante 8 meses. Y recuerdo perfectamente el momento en que me di cuenta de lo que venía:
4 días antes de marchar a Oviedo estaba en el salón de mi casa, en Vitoria, haciendo el mesociclo de un cliente nuevo.
Y me vino este pensamiento:
“No tienes ni idea de lo duro que va a ser sacar el MIR y mantener el equipo a la vez. Si lo haces, vas a tener que sacrificar todo.”

Y no era una forma de hablar.
Me tocó sacrificar salud, relaciones, descanso, estabilidad mental.
Estudiaba 11-12 horas al día.
Y en los ratos libres, seguía sacando adelante mesociclos.
Me acostaba a la 1, me levantaba a las 6:30.
Así durante 8 meses.

¿La razón?
Me había costado mucho conseguir a esos clientes.
No tenía muchos seguidores, ni mucho alcance.
Y sabía que si me quedaba a cero, volver a levantarlo iba a ser una odisea.

Pero sobre todo, porque no estaba dispuesto a convertirme en lo que más miedo me daba: Un médico encerrado en un hospital, aguantando jerarquías absurdas, haciendo lo que le dicen, sin voz propia.

Eso es lo que yo llamo mi anti-visión.
Esa imagen que tienes muy clara de lo que no quieres para ti.

Muchas veces la anti-visión y tu vida dentro de 20 años (si no haces nada para remediarlo) son lo mismo. Y en mi caso iba a ser así si dejaba mi sueño de trabajar como entrenador online que tanto me había costado construir.

Y cuando tienes esa imagen delante, no necesitas motivación.

Así que me obsesioné con no perder lo que estaba construyendo.
Me obsesioné con no acabar donde no quería estar.

Y eso, con el tiempo, se convirtió en una forma de actuar. Todo lo que hacía lo hacía bajo la obsesión de no avanzar hacia esa anti-visión.

En el mundo del entrenamiento online, veo entrenadores que quieren vivir de esto, pero que no están realmente obsesionados.


Que suben cuatro posts, no captan a nadie y ya están dudando si esto es para ellos.
Que buscan el equilibrio, el “a ver si funciona”

No necesitas ser el más listo.
Ni tener el mejor físico.
Ni ser el que más sabe.
Pero sí tienes que ser el que más aguanta.

Necesitas obsesionarte. Con el entrenamiento online o con lo que sea que estés haciendo.

Porque en un mundo donde todos hacen lo mismo,
el único que destaca es el que está dispuesto a hacer más.

Si estás en ese punto (con pocas excusas y muchas ganas de dejarte los huevos)
y quieres hacerlo bien, con dos dedos de frente y con alguien que ya ha pasado por ahí

👉 Aquí tienes el formulario para aplicar a mis asesorías 1:1:
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Si ya has visualizado tu anti-visión
Si sabes que no te va a rescatar nadie.
Te va a tocar currártelo más que nadie.

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